Kabukicho

Burusera desde Japón

Este negocio de compra y venta de ropa interior usada se conoce en japonés como burusera (ブルセラ). El fetichismo por la ropa interior femenina es un fenómeno común en todo el mundo. Pero en Japón siempre ha sido relativamente más popular, hasta el punto de acaparar titulares en prensa local e internacional.

La palabra japonesa burusera viene de combinar la palabra burumā y sērā-fuku. La primera proviene del inglés bloomer y es el nombre del tipo de pantalón corto utilizado en las clases de educación física. La segunda significa traje de marinero y hace referencia a los uniformes típicos de las colegialas japonesas.

Obsesión por la ropa interior en Japón

En Japón existe una poderosa atracción por los uniformes en cualquiera de sus tipos, ya sean de colegio, de enfermeras… Esto se puede comprobar al tener en cuenta el éxito de clubes de imagen o imekura (イメクラ). En ellos, las empleadas visten todo tipo de uniformes para satisfacer las fantasías masculinas.

Además, la actitud hacia estos uniformes es muy fetichista, sobre todo si hablamos de uniformes de colegio femeninos o de pantalones cortos utilizados en clase de educación física. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que el tipo de muchacha japonesa inocente y juvenil tiene un gran éxito entre los hombres japoneses. Por eso hay chicas jóvenes que ya no están en el colegio pero que siguen utilizando esta estética para aprovecharse de este interés masculino.

Y el manga y el anime no podían dejar de recoger esto, claro. Si recordamos la serie de animación japonesa Dash! Kappei, emitida en España hace años con el título Chicho Terremoto, el protagonista estaba obsesionado con la ropa interior femenina. Otro caso particularmente notorio es el del personaje del maestro Chen de Ranma ½, que se volvía loco por la ropa interior femenina.

Chicho Terremoto y su obsesión por la ropa interior.
Chicho Terremoto y su obsesión por la ropa interior.

Chicho Terremoto

Dash Kappei (ダッシュ勝平 Dashu Kappei, lit. Kappei, el terremoto), conocida en España como Chicho Terremoto y en Hispanoamérica como Gigi el chico terremoto, es una serie de manga escrita e ilustrada por Noboru Rokuda. Una adaptación a serie de anime fue emitida en Japón entre 1981 y 1982 por Fuji TV, con un total de 65 episodios. Fue emitida en España por Antena3 TV.

Es tal la obsesión por la ropa interior, que en algunas estaciones de tren encontramos carteles al lado de las escaleras mecánicas que piden precaución al utilizarlas con gente que utilice teléfonos móviles para hacer fotos de la ropa interior, o señalizando que esta prohibido hacer fotos a mujeres en falda.

Ciertos grupos musicales femeninos de actualidad, salen siempre al escenario con minifaldas imposibles, dejando poco margen a la imaginación, pero sus fans están encantados.

¿Qué es exactamente el Burusera?

Con todo este tema, no es raro que a algún empresario del submundo japonés se le ocurriera la idea de hacer negocio con los uniformes de colegio, pantalones cortos de deporte o ropa interior. Todo esto se vendía a unas tiendas que se conocen por el nombre de Bloomer Shops o Burusera Shops. Lo que hace que estas prendas se coticen más alto, es por que están usadas.

Este negocio saltó a los medios de comunicación sobre el año 1992, aunque en aquel entonces algunas tiendas llevaban comerciando con ropa interior usada desde hacía ya una década. Además de las tiendas, en aquella época también se podía comprar ropa interior usada en algunas máquinas de venta callejera.

Entonces también se podían encontrar revistas que basaban todo su contenido en la visión furtiva de unas bragas, bajo la excusa de hablar de cantantes femeninas. Estas revistas contenían anuncios de estos negocios de compra y venta de ropa interior usada, por lo que hubo chicas que vieron una oportunidad de negocio.

Está claro que si este negocio existe es porque hay una demanda, de la que ya hemos hablado, pero también existía una oferta.

¿Qué llevaba a una chica a vender sus bragas en estas tiendas? La motivación principal solía ser para obtener una «paga extra» que complementase el dinero que obtenía de trabajos mediocres o de las pagas de sus padres. De esta forma la chica podía sufragar los costosos complementos de moda que tanto gustan y que en Japón son un símbolo de estatus social.

Burusera en Japón

MAN-ZOKU

MAN-ZOKU es un establecimiento de información para adultos en el barrio Kabukicho.

Kabukicho es una zona popular de ocio conocida por su vida nocturna para adultos. En el Golden Gai, clubes pequeños, pubs llenos de humo y bares que abren hasta tarde en callejones iluminados por las luces llamativas de los locales.

Cómo funciona el negocio Burusera en Japón

Podríamos pensar que una chica quisiera sacar un dinero extra usando todo su cajón de ropa interior, la realidad es un poco diferente. Lo más normal es que las chicas comprasen unas bragas baratas para maximizar el beneficio. Después, las usarían durante un tiempo para que tuvieran más restos orgánicos. Después, las chicas sólo tienen que acercarse a una de estas tiendas para entregar la ropa interior usada.

En algunos casos las chicas se quitan las bragas allí mismo, lo que recibe el nombre de namasera (生セラ). significa «sin tratar, en crudo». Esto suponía un plus a la hora de vender esas bragas porque quedaba claro que era «material de calidad», usado por su dueña.

La cantidad de dinero que recibían estas chicas solía ser 10 veces superior al coste de las bragas. Posteriormente, las bragas se colocaban en las estanterías, cuidadosamente envueltas en plástico junto al resto de prendas.

Como puedes imaginar, se pagaba más cuanto más usadas estuvieran las bragas, por la cantidad de flujo vaginal y el olor fuerte e intenso, esto interesaba más a los potenciales compradores. Si las bragas, además, tenían manchas y olores especiales, como los de la sangre menstrual, las chicas podían obtener todavía más dinero.

Para completar el producto, el vendedor incluía una foto de la chica junto a las bragas, para excitar aún más la imaginación de sus futuros compradores. Luego, la foto y las bragas se guardaban en envoltorios de plástico transparente colocando las bragas de forma cuidadosa.

La idea era que la parte de la entrepierna, la que generalmente tiene manchas del uso cotidiano de la prenda, quedase a la vista de los compradores. A veces, incluso, las chicas vendían frascos con muestras de su orina, que se guardaban en contenedores transparentes refrigerados.

En los uniformes y los pantalones cortos de deporte, lo que determinaba el precio era el colegio al que pertenecían. Esto es debido a que algunos colegios tienen un gran prestigio y las prendas con sus escudos son piezas de coleccionista. Se podían llegar a pagar desde 40.000 hasta 200.000 yenes (300€ / 1.600€ aprox.) Actualmente estos uniformes se pueden encontrar online.

Podríamos pensar que solo las chicas de clase media o baja eran las que vendían su ropa interior. Pero la gran mayoría de chicas que vendían su ropa interior solían ser de familias acomodadas.

Es normal ver información sobre estas tiendas en postes de electricidad, cabinas de teléfonos y en los espacios de «información sin compromiso» que se encuentran en ciertos barrios de Japón, como Shibuya o Kabukicho.

También los chicos venden su ropa interior

Este tipo de tiendas poco a poco fueron abriendo camino a la ropa interior masculina, calzoncillos, calcetines, uniformes, etc. Las mujeres también comenzaron a buscar este tipo de prendas ya que este fetichismo no es exclusivo del sexo masculino.

Las mujeres que compran estas prendas suelen ser mujeres solteras, que utilizan este fetiche para el sexo en solitario. Pero esto no es un fenómeno reciente, porque hay tiendas de este tipo que reconocen que tienen mujeres entre sus clientes. Al igual que con la ropa interior femenina, se paga más por unos calzoncillos que hayan sido llevados durante un tiempo, o más, si contienen restos de esperma.

La leyenda urbana de las máquinas de venta de bragas usadas

Sí bien es cierto que durante un breve tiempo se pudo conseguir bragas usadas en las típicas máquinas japonesas. Cualquiera que haya ido a Japón habrá visto las típicas máquinas o jidohanbaiki, con bebidas y snacks. El hecho de que se puedan encontrar casi en cada esquina por todo el país es una de las curiosidades de Japón.

Estas máquinas eran perfectas porque la compra de estas bragas usadas era totalmente anónimo. Estas máquinas aparecieron en 1993 en Chiba City. En esta ciudad había una zona conocida por su industria de entretenimiento adulto, así que estas máquinas encajaban perfectamente allí.

Las quejas llegaron de inmediato, pero con la ley en la mano. Para cualquier otro tipo de objeto que se vendía en las maquinas expendedoras, el vendedor necesita de una licencia para distribuirlos. Pero nadie pensó que llegaría el día en que las bragas usadas se pudieran comprar de esta forma… Así que no había ningún tipo de ley comercial que permitiera retirar estas máquinas.

La solución; se usó una ley sobre antigüedades. La ley especificaba que el distribuidor, tanto de antigüedades como de objetos de segunda mano, tenía que obtener permiso de las autoridades locales para proceder a la venta. Y obviamente las bragas usadas eran objetos de segunda mano.

En septiembre de 1993 se denunció a tres empresarios por la venta de bragas usadas en máquinas sin permiso según esta ley. Esto acabó con la presencia de este tipo de máquinas, pero la imaginación colectiva internacional, hizo el resto.

Existen máquinas que venden bragas nuevas. Estas bragas vienen empaquetadas con la imagen sonriente de una modelo. Modelo que nunca ha llevado esas bragas. Al encontrar máquinas así, con una foto de una modelo japonesa, hace creer a muchos turistas que existen máquinas de bragas usadas. La verdad es que sí existieron, pero pocas y durante muy breve tiempo.

Burusera en la actualidad de Japón

En estos tiempos la juventud quiere dinero fácil, no sólo las chicas, también los chicos, es un medio muy sencillo de obtener un dinero extra.

Las autoridades, se han hecho eco del problema pero no parece que hayan tenido mucho éxito. En 2004 se promulgó una ordenanza municipal en Tokio que ilegalizó la venta de ropa interior usada, de orina, heces y otras cosas similares de menores de edad, tanto de la prenda como el vendedor/a.

Esta ordenanza también ilegalizó todas las actividades que fomentaran este tipo de negocio, bajo pena de multa de hasta 500.000 yenes (4.000€ aprox). Sólo es ilegal si la chica es menor de edad, con lo que las tiendas que se dedican a este negocio ahora lo que tienen es material de chicas mayores de edad. Esta ley no ha erradicado del mercad el burusera en Tokio. Esto fomentó más la proliferación de páginas web en las que las chicas contactan directamente con el comprador evitando intermediarios.

Lo que más ha proliferado son páginas web en las que las vendedoras muestran la ropa interior que venden y en la que los compradores solicitan material que se ajusten a sus gustos. Todo el pago se hace de forma electrónica y sin contacto físico. «nadie pone en peligro su integridad física» toda la transacción se realiza de la forma más aséptica posible.

Otra manera que han encontrado estas chicas para sacar un dinero extra, sin vulnerar la ley, es la de vender fotos en las que aparecen con sus uniformes colegiales. Estas fotos pueden tener precios alrededor de unos 5000 yenes, llevan como añadido unas bragas usadas como si del regalo de una revista se tratara.

Fuente: Japonismo

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